Cultura y balas perdidas
Hay tres clases de fandomitas; la tercera es una especie de intersección de los dos conjuntos principales:
1) Los que conocen el universo de la cultura.
2) Los que conocen el universo de La Cultura.
Yo tengo la suerte de pertenecer al tercer grupo: conozco ambos. Los que pertenezcan al nº 2 me entenderán perfectamente.
Como buen agente de Circunstancias Especiales, tengo que ocultar mi nombre, mis intenciones, mi armamento y mis objetivos.
Pregunta Javier Esteban, dubitativo él: «¿la mejor manera de dar caña es en plan anónimo?»
¡No lo dudes, es mi mejor manera de dar caña!
Para empezar, siempre he usado miles de nicknames y me han llamado troll tantas veces que ni me acuerdo, sólo por dar mi opinión; me han filtrado y baneado, acusado de fascista, anarquista y socialista, de bemita y cenobita, de friqui y gafapasta, de idiota paleto y superhombre nazi, de cromañón y de neandertal, sólo por opinar. Hasta que me cansé de opinar.
Por que no nos insulten ni nos provoquen taquicardias dejamos de opinar. Por no convertirnos en blanco de francotiradores u objetivo de la artillería de un bando u otro, nos declaramos neutrales, nos metemos debajo de una piedra y cerramos la boca. ¡No puede ser! Tiene razón Julián Díez (él lo aplicaba a la expresión política, pero es generalizable): hay que opinar y opinaré.
Pero primero me taparé el ojete.
La neutralidad no tiene nada de malo; yo, mismamente, me declaro ahora mismo neutral. Pero esta misma declaración supone:
a) Que hay bandos.
b) Que hay conflicto.
c) Que hay agresores.
d) Que hay víctimas.
No me va lo de ser víctima. Y quedarme mirando, en plan "testigo impotente", tampoco me va. El anonimato es un compromiso entre ambas opciones. Como decía aquel, «¡no es cobardía, es autoprotección!»
Entre los antiguos celtas se estilaba que los más valientes salieran a luchar en pelota picada. A mí dame mi casco de kevlar y un buen chaleco antibalas...
Me declaro neutral: pienso dar caña a todos por igual. A Israel y a Hezbollá y al Líbano y a Irán y a Siria y a Estados Unidos y a Joana Pol.
Pero paso de suicidarme. Bastante riesgo asumo ya opinando.
En cuanto al asunto Gigamesh... Respeto como el que más a los "afectados" pero como cliente exijo calidad y Juan Manuel Santiago estaba dando cada vez más. Si falta él, ¿quién me va a dar esa calidad? ¿Barranquero?
Y ya que sacamos cosas del pasado, conste que a Román Goicoechea le di hasta en el carné de identidad y a Juan Carlos Poujade también. (Sí, soy adivino). Ahora es ahora y las cosas que pasan ahora suceden ahora.
(¡Cuidado!, ¡a Juan Manuel lo despidieron por titubear demasiado! [Dicen.])
1) Los que conocen el universo de la cultura.
2) Los que conocen el universo de La Cultura.
Yo tengo la suerte de pertenecer al tercer grupo: conozco ambos. Los que pertenezcan al nº 2 me entenderán perfectamente.
Como buen agente de Circunstancias Especiales, tengo que ocultar mi nombre, mis intenciones, mi armamento y mis objetivos.
Pregunta Javier Esteban, dubitativo él: «¿la mejor manera de dar caña es en plan anónimo?»
¡No lo dudes, es mi mejor manera de dar caña!
Para empezar, siempre he usado miles de nicknames y me han llamado troll tantas veces que ni me acuerdo, sólo por dar mi opinión; me han filtrado y baneado, acusado de fascista, anarquista y socialista, de bemita y cenobita, de friqui y gafapasta, de idiota paleto y superhombre nazi, de cromañón y de neandertal, sólo por opinar. Hasta que me cansé de opinar.
Por que no nos insulten ni nos provoquen taquicardias dejamos de opinar. Por no convertirnos en blanco de francotiradores u objetivo de la artillería de un bando u otro, nos declaramos neutrales, nos metemos debajo de una piedra y cerramos la boca. ¡No puede ser! Tiene razón Julián Díez (él lo aplicaba a la expresión política, pero es generalizable): hay que opinar y opinaré.
Pero primero me taparé el ojete.
La neutralidad no tiene nada de malo; yo, mismamente, me declaro ahora mismo neutral. Pero esta misma declaración supone:
a) Que hay bandos.
b) Que hay conflicto.
c) Que hay agresores.
d) Que hay víctimas.
No me va lo de ser víctima. Y quedarme mirando, en plan "testigo impotente", tampoco me va. El anonimato es un compromiso entre ambas opciones. Como decía aquel, «¡no es cobardía, es autoprotección!»
Entre los antiguos celtas se estilaba que los más valientes salieran a luchar en pelota picada. A mí dame mi casco de kevlar y un buen chaleco antibalas...
Me declaro neutral: pienso dar caña a todos por igual. A Israel y a Hezbollá y al Líbano y a Irán y a Siria y a Estados Unidos y a Joana Pol.
Pero paso de suicidarme. Bastante riesgo asumo ya opinando.
En cuanto al asunto Gigamesh... Respeto como el que más a los "afectados" pero como cliente exijo calidad y Juan Manuel Santiago estaba dando cada vez más. Si falta él, ¿quién me va a dar esa calidad? ¿Barranquero?
Y ya que sacamos cosas del pasado, conste que a Román Goicoechea le di hasta en el carné de identidad y a Juan Carlos Poujade también. (Sí, soy adivino). Ahora es ahora y las cosas que pasan ahora suceden ahora.
(¡Cuidado!, ¡a Juan Manuel lo despidieron por titubear demasiado! [Dicen.])
posted by Friqui Bocazas at 12:02 p. m.
4 Comments:
Adivino, dice... :p Yo las grescas cada vez me las tomo menos en serio, lo cual no sé si es bueno o es malo pero no implica que sea neutral, no puedes aspirar a quedar bien con todo el mundo. Y total, a mí me tienen más que fichao a estas alturas...
De todos modos, respecto a Giga sólo daba mi no-opinión particular al respecto, más que nada porque conozco a gente que trabaja y ha trabajado allí.
Eso sí, si empiezan a sacar Canción de Hielo y Fuego en fascículos de cien páginas, la revista se deja de hacer y los suscriptores se enteran ocho meses más tarde o algo así... Eso ya es otra cosa.
Tienes todo el derecho a ir de anónimo, pero hacerlo y soltar alegremente el nombre de los demás parece, cuanto menos, algo cobarde.
No sé si yo podría hacer una revista de la calidad con que la hacía Juanma (muy probablemente no; siempre he admirado a Juanma S, intelectual y personalmente), pero en todo caso, es irrelevante: ni lo he hecho, ni lo haré (creo que mi jefe me conoce lo suficiente para saber que si me forzase a dirigir la revista tendría mi dimisión en su mesa en menos de sesenta segundos); así que felicidades por tu forma de repartir mierda a derecha e izquierda, involucrar a quienes simplemente pasábamos por aquí, y salir limpito (anónimamente limpito) del fregado.
¡Lektu, Lektu...! Te pierde la mala leche, je je. Yo sólo preguntaba. 0:-) Tú no va a ser, vale, ¡primicia mundial!
(Soy un incomprendido.)
¿Entonces, quién?
Te equivocas en una cosa básica, querido Friki Bocazas: yo no tengo mala leche. Soy un tío campechano.
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